
Ya lo dijo Alexander Van Humboldt “Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”. Y como negar esa resiliencia, su sencillez, la adaptación a las circunstancias, somos confiados y con todas esas cualidades (buenas o no), definitivamente podemos construir un país sostenible, que promueva la recuperación económica, social y medioambiental.
Para esto, mi propuesta consiste en fomentar una mayor innovación en nuestros productos, en el nivel de servicio que ofrecemos dentro de nuestros procesos, generando una propuesta de valor a propósito que tenemos una tasa alta de emprendimiento por necesidad (no por facilidad) de la región, pero baja en innovación. Así podremos consolidar una cultura que sea eje principal en todas las industrias y que permita generar
un dinamismo económico como en Suiza, Suecia o Reino Unido (Fuente GII). Esto brinda más empleos, se puede exportar productos, piezas y repuestos de los mismos pero mejorados, se traslada conocimiento, incluso se reduce la piratería que significa más tributos para el estado que se puede usar en salud, lo social y educación, impulsando un crecimiento sostenible.
¿Cómo hacerlo? Ya casi todo está creado, pero se puede mejorar y es ahí donde entra la actividad inventiva al cual se la debe brindar seguridad jurídica y que se puede otorgar a través de Modelos de Utilidad, una forma legal que protege derechos intelectuales y que no está lo suficientemente explotado en el país. Con este mecanismo se atrae a más ecuatorianos a invertir en ingeniería inversa para sacar nuevos productos con valores agregados y triple impacto. Por ejemplo, según la OMPI en el 2017 de 1.76 millones de solicitudes a nivel mundial en Modelos de Utilidad, 1.69 millones corresponde a China que equivale a más del 96% demostrando que pasó de ser un país que copia a uno que innova y se evidencia en el crecimiento anual de su PIB mientras que Ecuador obtuvo apenas 49 según la SENADI.
La propuesta tiene 5 fases: La primera es la creación de mejores políticas públicas como base legal con criterios y aportes de stakeholders. Legislación basada en calidad, estrictos con la piratería para motivar a invertir recursos. La segunda es producir programas de difusión, incentivos y capital semilla. La I+D aseguran bases, créditos productivos con intereses bajos y mayor plazo. Al ser difundido se impulsa los modelos de utilidad como solución a inventos vinculados a mejoras y adaptaciones. La tercera es la digitalización, desburocratizando procesos, pasando a un estado 2.0. La cuarta es el control y seguimiento, llevando estadísticas y analizando su evolución. La quinta es la calibración, realizar ajustes necesarios en tiempo y forma, para alcanzar la sostenibilidad ya que es un proceso vivo.
¡Hacer que Ecuador venda experiencias al mundo y no productos, depende de todos!
Por: Marco Vinicio Vásquez
IG: @vivirlamejoracontinua